En las comunicaciones por satélite, las ondas electromagnéticas se transmiten gracias a la presencia en el espacio de satélites artificiales situados en órbita alrededor de la Tierra.
Un satélite recibe las señales enviadas desde la estación terrestre y las re-emite a otro satélite. En realidad hay dos tipos de satélites de comunicaciones:
- Satélites pasivos. Se limitan a reflejar la señal recibida sin llevar a cabo ninguna otra tarea.
- Satélites activos. Amplifican las señales que reciben antes de re-emitirlas hacia la Tierra. Son los más habituales.
Los tipos de satélites según sus órbitas son:
- Satélites LEO (Low Earth Orbit, que significa órbitas bajas). Se usan para proporcionar datos geológicos sobre movimiento de placas terrestres y para la industria de la telefonía por satélite.
- Satélites HEO (Highly Elliptical Orbit, órbitas muy elípticas). Estos satélites no siguen una órbita circular, sino que su órbita es elíptica. A menudo se utilizan para cartografiar la superficie de la Tierra, ya que pueden detectar un gran ángulo de superficie terrestre.
- Satélites GEO. Tienen una velocidad de traslación igual a la velocidad de rotación de la Tierra. Por eso se llaman satélites geoestacionarios. Se destinan a emisiones de televisión y de telefonía, a la transmisión de datos a larga distancia, y a la detección y difusión de datos meteorológicos.
Las redes de comunicaciones están formadas por dos elementos básicos:
- Un conjunto de nodos encargados de procesar la información que circula por la red.
- Un conjunto de enlaces a través de los cuales se conectan los nodos anteriores entre si y que configuran la red propiamente dicha.